Inteligencia emocional.
Para mí es un tema muy
importante si quieres ser un líder integral, esta inteligencia se divide en dos
habilidades: intrapersonales e interpersonales lo cual me hace pensar que para
tener el control total de estas habilidades se tiene que ser una persona
racional, siempre he pensado que el control lo tiene la razón, y las emociones
son producto de nuestra naturaleza animal, son impulsos que nos hacen hacer las
cosas; por tanto nuestro cerebro está condicionado por estas emociones, sin
embargo no todo es malo, estas emociones son el arranque para ejecutar una
acción.
Quiero enfatizar la
forma en la cual utilizamos esta inteligencia en nuestra formación personal, es
parte de un proceso que empieza por la adquisición de información, seguido de
esto categorizamos la información poniéndole sellos intelectuales y emocionales,
buscamos evidencia que respalde o contradiga dicha categorización y así formamos
una creencia. Desde la perspectiva del
trabajo, los sentimientos tienen importancia en la medida que faciliten o
dificulten la búsqueda del objetivo común; en demasiadas organizaciones, las
reglas básicas que marginan las realidades emocionales apartan nuestra atención
de esa dinámica emocional, como si no tuvieran importancia.
El incremento de las
presiones competitivas en las organizaciones, otorga nuevo valor a las personas
automotivadas, que tienen iniciativa, deseos de esmerarse u optimismo
suficiente para tomar con calma los contratiempos y los obstáculos. Ante la
permanente necesidad de servir bien a compradores y clientes, y de trabajar con
creatividad estable en grupos de personas cada vez más diversas, las capacidades
empáticas resultan más esenciales.
La conclusión que podemos
extraer, es que la práctica de aprender
a expresar lo que pensamos y sentimos nos permite comprender los sentimientos y
supuestos ocultos, que pueden crear resentimientos inexplicables y desconcertantes
bloqueos, entorpeciendo nuestro desarrollo personal y grupal con el fin de
cumplir una meta.